«Algocracia», un libro para desmitificar la inteligencia artificial

Libro. Mientras la aparición del cometa ChatGPT reaviva todas las ansiedades y preocupaciones, pero también las mismas preguntas sobre este nuevo eslabón de la inteligencia artificial, leyendoalgocracia, de Hugues Bersini (De Boeck, 160 páginas, 15,90 euros), algo relajante El libro nos permite comprender, aferrándonos un poco a todos, cómo y por qué nuestras vidas, nuestras prácticas y nuestros comportamientos han sido invadidos paulatinamente por herramientas digitales que no requieren ni el entusiasmo ni las maldiciones que voluntariamente les prestamos. Simplemente, el profesor de informática de la Universidad Libre de Bruselas explica “cómo funciona”, desmitificando de paso falsas complejidades, pseudoinnovaciones, modas efímeras. Simplemente ofrece una historia pacífica de la informática.

Lea también: Artículo reservado para nuestros suscriptores ChatGPT: probamos los límites morales de la inteligencia artificial generadora de contenido

Pero esto no significa ocultar las inmensas cuestiones éticas, económicas, jurídicas y finalmente políticas de lo que está en juego: están incluso en el corazón del libro, más allá de la esclarecedora descripción de las máquinas digitales.

El autor no duda en afirmar su convicción de que, sí, la inteligencia artificial es capaz de resolver grandes problemas de nuestra existencia, ante el riesgo de colapso climático y ambiental -y que es incluso sin duda la única salida cuando la nuestra meramente los cerebros humanos ya no son capaces de resolver la terrible contradicción entre salvar nuestras vidas individuales y salvar nuestra humanidad común.

Por “codificación ciudadana”

Pero no cualquier comentario. Ciertamente no encomendando el asunto a empresas privadas con fines de lucro, aunque hayan sido creadas por pequeños genios de la tecnología, porque la búsqueda de ganancias solo puede conducir a la distribución injusta de las desgracias y la felicidad de la sociedad digital. Tampoco para potentar estados, aunque fueran asesorados por los mejores “expertos”, porque la tecnocracia empresarial nunca logra la eficiencia colectiva, sino la manipulación de cerebros y opiniones. Por lo tanto, el autor pide una «codificación ciudadana»invocando la ya larga historia del software libre.

Lea la columna de Alexandre Piquard: Artículo reservado para nuestros suscriptores «Frente a tecnologías como ChatGPT, uno puede ser tanto alarmista como escéptico»

Debemos, contrariamente a la intuición, superar nuestra renuencia a compartir nuestros datos personales, porque es esencial para mejorar el bien colectivo. A condición de poder conocer sus usos y tratamientos, para encomendarlos a instituciones de confianza. Hugues Bersini es precisamente el animador, en Bruselas, del instituto FARI y del proyecto Citicod, dos iniciativas destinadas, explica, a reinventar una democracia digital y un uso ciudadano de los algoritmos. Además, en esta ocasión presenta otras iniciativas de este tipo que, en Reino Unido, Estados Unidos o en otros lugares, están experimentando con lo que él llama «los nuevos engranajes de una democracia representativa».

Te queda el 1,96% de este artículo por leer. Lo siguiente es solo para suscriptores.