Al término de la sesión plenaria del Parlamento chino que se reunió del 5 al 13 de marzo, ya no queda ninguna duda: Xi Jinping ha logrado reconciliar todos los poderes en manos de unos pocos fieles, y el desarrollo verde de China es uno de sus prioridades. Hay que “promover el desarrollo económico y social verde y bajo en carbono”, dijo el presidente chino en su discurso de clausura el 13 de marzo. Los objetivos de Pekín son claros: alcanzar el pico de emisiones de CO2 antes de 2030, luego la neutralidad de carbono antes de 2060. Pero es igualmente claro que China está teniendo las mayores dificultades para seguir la trayectoria establecida.

En 2022, según el informe elaborado por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma y presentado al Parlamento, las emisiones de CO2 por unidad de PIB cayó un 0,8%, pero el consumo de energía por unidad de PIB cayó solo un 0,1%. Resultados muy por debajo de los objetivos a cinco años fijados de menor intensidad energética (–13,5% entre 2020 y 2025) e intensidad de carbono (–18% en el sector energético), sobre todo porque la prioridad sigue siendo el crecimiento económico y la seguridad energética.

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El documento de la Comisión de Desarrollo y Reforma destaca en particular las capacidades instaladas de energías renovables, que han superado el listón de los 1.200 millones de kilovatios, así como los 6,9 millones de vehículos híbridos y eléctricos. que se vendieron en 2022, cifra que saltó un 93,4% con respecto a 2021. «Ocho años desde entonces, China ocupa el primer lugar en el mundo en términos de volumen de producción y ventas de vehículos de nueva energía». acoge con beneplácito el documento. Ahora, una cuarta parte de los vehículos que circulan en China son híbridos o eléctricos.

Objetivos fijados para provincias inalcanzables

Para 2023, a China no le falta ambición a priori. “Será necesario acelerar la transición ecológica del modo de desarrollo; profundizar la lucha contra la contaminación; continuar con prudencia nuestras acciones para alcanzar el pico de emisiones de CO2 y neutralidad de carbono; Aplicar una estrategia de economía total; aplicar las acciones adecuadas en las áreas de reestructuración industrial, tratamiento de la contaminación, protección de los ecosistemas y lucha contra el cambio climático; y avanzar sinérgicamente en la reducción de las emisiones de carbono, la reducción de la contaminación, la promoción del desarrollo verde y el mantenimiento del crecimiento”, lee el informe de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma. Pero, al final, sólo se indica un objetivo cuantificado: reducir “el consumo de energía por unidad de PIB en alrededor del 2%”.

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