Egipto se prepara para un éxodo de gazatíes que Israel niega planear | Internacional

Egipto se prepara para un escenario en el que una ofensiva israelí sobre Rafah, en el sur de Gaza, cumpla sus peores presagios y provoque un desplazamiento forzoso masivo de palestinos hacia su territorio. En los últimos días, las autoridades del país árabe han acelerado unas obras en el este de la península del Sinaí, junto al límite con la Franja, destinadas a establecer una zona aislada y amurallada que podría acoger un eventual éxodo de gazatíes. Los trabajos se producen mientras El Cairo refuerza en paralelo su frontera con el enclave palestino y ordena un mayor despliegue militar en la región.

Israel, por un lado, insiste en que no tiene intención de expulsar al país vecino a los refugiados palestinos; por otro, afirma que coordinará sus planes de desplazar a la población agolpada en Rafah ―la única ciudad que aún no ha asaltado por tierra― con las autoridades egipcias para no perjudicar a ese país. Así lo ha explicado este viernes el ministro de Exteriores, Israel Katz. “Nos ocuparemos de Rafah después de hablar con Egipto. Lo coordinaremos, tenemos un acuerdo de paz con ellos y encontraremos un lugar [para los refugiados] que no perjudicará a los egipcios”, comentó Katz durante su participación en la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania), informa Reuters.

En principio, los planes para combatir a Hamás pasan por tratar de sacar de Rafah al millón largo de personas que la habitan, la mayoría provenientes de otros puntos de la Franja y desplazadas a la fuerza desde el inicio de los bombardeos, el 7 de octubre, tras la matanza del movimiento islamista en Israel. El jefe de la diplomacia israelí sugirió ubicarlas en el oeste del enclave o en Jan Yunis, a una decena de kilómetros hacia el norte y escenario desde hace semanas de intensos ataques por parte de sus tropas. El secretario general de la ONU, António Guterres, señaló, también en esa misma conferencia, que la incursión prevista por el ejército israelí sería “devastadora”.

En la misma línea, Filippo Grandi, jefe del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), señaló a Reuters este viernes que la expulsión de gazatíes hacia el Sinaí sería “un desastre” para los palestinos, para Egipto y para el futuro de la paz. Los miembros más radicales del Gabinete del primer ministro Benjamín Netanyahu y algunos diputados han defendido la expulsión de los habitantes de Gaza y la reocupación del enclave, donde no hay asentamientos judíos desde 2005.

Imágenes de satélite

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Las imágenes de satélite muestran una extensa superficie de terreno en el noreste del Sinaí, cerca de la frontera sur de Gaza, que ha sido despejada, allanada y cercada con un muro. Las obras tienen por objeto habilitar un área de alta seguridad en preparación para la acogida de palestinos en caso de que la campaña militar israelí acabe empujando a decenas de miles de gazatíes hacia Egipto, según ha informado la Fundación Sinaí de Derechos Humanos, una organización local, citando a dos contratistas de la zona. Está previsto que los trabajos, que comenzaron recientemente, terminen en cuestión de días.

El espacio se está habilitando en una zona fronteriza de cinco kilómetros de ancho creada en la última década por las autoridades egipcias a lo largo de toda la frontera entre el Sinaí y Gaza como parte de una amplia campaña antiterrorista en el norte de la península. El lugar se ubica muy lejos de otras áreas habitadas de Egipto, y se extenderá en un territorio de unos 13 kilómetros cuadrados con la intención de que pueda acoger a más de 100.000 personas, según aseguró una fuente egipcia al diario estadounidense The Wall Street Journal.

El Cairo aún no se ha pronunciado oficialmente acerca de las obras en el Sinaí, y desde el inicio de la ofensiva militar israelí ha rechazado de forma categórica un desplazamiento forzoso de gazatíes hacia su territorio para no ser percibido como cómplice de una limpieza étnica de Gaza. Las obras coinciden con un mayor despliegue militar egipcio en la región, aunque dentro de los límites fijados por el tratado de paz de 1979 con Israel, y el refuerzo de al menos uno de los tres muros que separan el Sinaí de la Franja.

Cuando Israel lanzó su operación militar tras los ataques del 7 de octubre, la gobernación del Norte del Sinaí informó en un comunicado de que había ordenado a todas las direcciones provinciales prepararse ante las posibles repercusiones de la crisis. También hizo un llamamiento a identificar espacios aptos para acoger a posibles refugiados.

Según la Fundación Sinaí, las obras han sido encargadas por el departamento de ingeniería de las Fuerzas Armadas egipcias a una empresa de Ibrahim al Ergany, un hombre de negocios próximo a las más altas esferas del Estado y fundador de una federación de familias y tribus del norte del Sinaí que desde 2017 colabora con el ejército y las fuerzas de seguridad de Egipto en su lucha antiterrorista en la región.

Los trabajos se están realizando bajo un gran despliegue de seguridad. Otra compañía del conglomerado controlado por este poderoso empresario, Hala, está en el centro de una opaca red de intermediarios que está facilitando la salida de palestinos de Gaza a cambio de pagos de miles de dólares, según documentó recientemente EL PAÍS. La agencia de viajes y la empresa a cargo de las obras que se están realizando en el este del Sinaí, Beni Sinai, que ya fue una de las principales beneficiadas de los planes de reconstrucción de Gaza tras la ofensiva militar israelí de 2021, comparten sede en El Cairo, según muestran sus perfiles de LinkedIn.

La Fundación Sinaí ha señalado asimismo que el terreno que se está despejando se halla en una de las áreas que fueron evacuadas y en gran parte demolidas por las autoridades durante su campaña antiterrorista de la última década. A finales del año pasado, cientos de oriundos de esta región se manifestaron para exigir su derecho al retorno, en parte movidos por el temor a que se desplace a gazatíes a la zona.

Control del corredor de Rafah

Los planes israelíes han creado también tensión en torno al llamado corredor Philadelphi, una estrecha franja de terreno a lo largo del límite entre el enclave palestino y Egipto. Aunque su estatus está regulado por el acuerdo de paz de 1979, Israel ha expresado recientemente su deseo de controlarlo.

Es un “gran reto” y el “asunto más crucial” que tiene por delante Israel, señala el analista israelí en seguridad Kobi Michael, en referencia al corredor, que se extiende a ambos lados de la frontera. Es un punto que “Hamás emplea para el contrabando de armas y personas” a través de los túneles que comunican un lado con el otro, sostiene Michael, que también es colaborador del Instituto para el Estudio de la Seguridad Nacional (INSS, por sus siglas en inglés) y del Instituto Misgav. “Desafortunadamente, los egipcios no están realizando ahí bien su trabajo”, lamenta. No obstante, entiende que los dos países, Israel y Egipto, han de coordinarse y llegar a un acuerdo en la zona fronteriza.

Las autoridades egipcias han advertido de que la expulsión masiva de palestinos hacia su territorio y una posible ocupación del corredor Philadelphi constituyen dos líneas rojas, pero han evitado concretar qué medidas tomarían si Israel las cruza.

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