El Banco Central Europeo inicia el “greening” de su política monetaria

Según admite el propio Banco Central Europeo, este es solo un primer paso. Pero la institución monetaria por fin ha entrado en lo concreto en su labor de lucha contra el cambio climático. Desde octubre, ya un ritmo más sostenido desde febrero, ha reducido sus inversiones en las empresas más contaminantes y las ha sustituido por otras más virtuosas.

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El jueves 23 de marzo publicó, por primera vez, las cifras de su acción. En el cuarto trimestre de 2022, durante los primeros tres meses de su nueva política, sus inversiones se dirigieron a empresas cuya intensidad de emisiones de CO2es decir, emisiones de CO2 en comparación con su facturación, se redujeron un 65% en comparación con los tres trimestres anteriores.

Sin embargo, este es solo uno “indicación inicial alentada”, reconoce el BCE. Porque el trabajo no ha hecho más que empezar. La institución encabeza actualmente una amplia cartera de bonos corporativos, emitidos desde 2018, por un total de 385.000 millones de euros. Estas inversiones se realizaron de acuerdo con la ortodoxia anterior, es decir, que la intervención del banco central debía realizarse de manera » neutral « en todos los mercados financieros. O bien, las grandes petroleras, las energéticas o los industriales que más gases de efecto invernadero emiten están sobrerrepresentados allí. Como resultado, la cartera del BCE está compuesta principalmente por grandes contaminadores: las tres cuartas partes de los bonos que ha comprado contienen empresas que forman parte de la mitad que emite más gases de efecto invernadero.

Un ritmo demasiado lento

El objetivo ahora es “verdear” esta cartera. En cualquier caso, necesariamente llevará mucho tiempo, pero las circunstancias ralentizarán este trabajo. La inflación ha regresado durante un año y el BCE ha dejado de comprar nuevos bonos corporativos, buscando en cambio retirarse de ellos. La entidad se contenta, por tanto, con esperar a que venzan sus bonos, y reponerlos sobre la marcha reinvirtiendo en otras empresas menos contaminantes.

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Un ritmo demasiado lento, según Stanislas Jourdan, de la asociación Positive Money Europe: “Apreciamos los esfuerzos del BCE para corregir los errores cometidos en 2018 al seguir ciegamente la lógica de la neutralidad del mercado. No obstante, la política del BCE sigue estando muy alejada de los objetivos climáticos de la Unión Europea. » Consciente del problema, el BCE anunció en febrero que estaba amamantando «acelerar» su reverdecimiento.

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