El coworking está revolucionando su palacio
En esta oficina se escribió una gran página en la historia de Francia. Fue aquí, en 1848, en el Hôtel de la Marine, Place de la Concorde, en París, donde Victor Schoelcher, Subsecretario de Estado para las Colonias, firmó el decreto sobre la abolición definitiva de la esclavitud. . Hace dos años, la amplia sala fue transformada en un espacio de coworking por la empresa francesa Morning, arrendataria de los 6.000 metros cuadrados de este hotel parisino, propiedad del Estado, que incluye un gran salón con vistas a la Place de la Concorde. el Sena y, a lo lejos, la Torre Eiffel. Un escaparate espectacular que asimila el estatus de la empresa y consagra la madurez del coworking.
Tras la crisis de crecimiento que vivió WeWork, el líder histórico, en 2019 -la salida recordada por su fundador, Adam Neumann, tras inversiones arriesgadas e importantes pérdidas financieras- y la pandemia de la Covid-19 que hizo flexionar este sector, las marcas de coworking han pedido ellos mismos para establecerse en el paisaje, con una cuota de mercado del 10% en la oferta de oficinas en París. Estos lugares de trabajo compartidos han demostrado su valía al igual que el teletrabajo y atraen por igual a autónomos y multinacionales. ¿El mayor cliente del grupo francés Le Bureau, fundado en 2016 y al frente de cuatro establecimientos en París? LVMH. Está en su primera dirección, en 28, cours Albert-Iohen el muy chic 8mi distrito, que el líder del lujo ha desarrollado en el mayor de los secretos la marca de moda efímera Fenty, imaginada por Rihanna.
“Estas oficinas de barrio se multiplican por toda Francia. Representan soluciones locales, ya sea que viva en la ciudad, en los suburbios o en el campo. » Odile Duchenne, directora ejecutiva de Actineo
Ya se llamen Spaces (entidad del grupo holandés IWG), WeWork (estadounidense), Wellio (filial del grupo francés Covivio), Wojo (fundada por Bouygues y Accor), Morning o Startway… estos players multiplican las iniciativas para atraer empresas y autónomos, cada uno con sus propios ingredientes, pero todos siguiendo la misma receta: crear espacios de convivencia con una cuidada decoración.
En los albores de la ciudad del cuarto de hora -modelo sobre el que trabajan los alcaldes de las metrópolis europeas-, donde todos los servicios esenciales estarían ubicados a un cuarto de hora a pie o en bici de los domicilios, por hora de la explosión del combustible precios y la posibilidad acumulada de trabajar desde casa, los empleados han adoptado nuevas rutinas que benefician estos espacios de trabajo flexibles, a medio camino entre la sala de estar y el espacio abierto.
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