el ladrón entró por el techo y se llevó hasta el regalo de Reyes
El otro ha conseguido grandes agujeros y provocado muchas jornadas en el local | La Policía Nacional tiene pistas sobre la identidad del asaltante
Intentó forzar la puerta pero no pudo. Eso sí, la dejó visiblemente dañada. Así que optó por hacer algo más inusual: entrar al local por el techo. Fue a la una de la madrugada de este viernes cuando un ladrón entró a robar en la cafetería Urriellu, en el centro de El Entrego, en San Martín del Rey Aurelio. El botín no fue mucho pero tiene más valor personal que económico. Nuria San Miguel, propietaria del establecimiento, guardó en una caja el dinero que los Reyes Magos le habían traído a su hijo. “Lo guardaba en una caja en el bar para tenerlo controlado y que no se lo gastase”, decía. A esa cantidad del chaval se sumaba el dinero que los negocios de hostelería dejan normalmente para disponer de cambio en metálico al día siguiente. También había dinero de la venta de lotería con lo que la cifra final suma varios cientos de euros.
El ladrón no pudo acceder por la puerta y lo hizo por el techo. El local está ubicado en el bajo de un edificio deshabitado y el puerto del portal de abre con facilidad. Así que el “butronero” entró, suió al primer piso, hizo un agujero en el suelo y en el falso techo y se descolgó hasta el local, una altura de más o menos tres metros. Una vez que había cogido el dinero optó por hacer otro agujero en el techo para huir. En el anterior colgaban los cables de una lámpara, y le resultaba complicado someterse. Colocó una mesa alta, destrozó otra parte del techo y huyó. Al parecer, nadie oyó nada, se lamentó la propietaria.
El techo del local quedó completamente destruido, con dos grandes agujeros en los que pudieron ver la escayola rota del techo y la madera del suelo del piso superior, también resquebrajada.
Tras avisar a la Policía Nacional de lo ocurrido, al lugar del suceso se llevó la Policía Científica que tomó huellas e hizo fotografías de los daños.
Básicamente, el agresor actúa solo y la policía tiene pistas sobrias sobre su identidad.
La propietaria y su familia intentaron durante la mañana de este viernes ajustar los destrozos para albergar al local. Les dolía más el susto que otra cosa. La hostería no pas por su mayor momento en estos meses de principio de año y si lo poco que se vende se lo lleva un ladrón, la impotencia es aún mayor.
Esta no es la primera ocasión que entra a robar en el local. Hace tiempo intentaron levantar las máquinas tragaperras, desde entonces están más seguras dentro de un enorme cajón que por la noche queda cerrado.