El poder adquisitivo, un filón floreciente para empresas y marcas

¿Tentado por una suscripción a una revista digital, una plataforma de transmisión o clases de fitness en línea, pero enfriado por los precios? Dividir a la respuesta. Al igual que en el restaurante, esta start-up ofrece a sus clientes compartir la cuenta, o mejor dicho, el precio del abono, ya que muchos servicios online se ofrecen en formato “familiar”, con varias pantallas posibles.

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La idea, ingeniosa cuando se lanzó en el otoño de 2019, resulta, después de una crisis inflacionaria, estar en el aire. Para suscribirse de manera inteligente, simplemente regístrese en la plataforma para encontrar candidatos para compartir una cuenta de Netflix, un videojuego o incluso un módulo de aprendizaje electrónico (aprendizaje en línea).

Esto “Suscripción Blablacar” utilizar, según Guillaume Lochard, su cofundador, para salvar hasta 600 euros al año » a los usuarios más amigables de los servicios digitales. Mejor aún, lejos de reducir los ingresos de los editores de estos mismos servicios, Spliiit puede, por el contrario, hacer que la demanda sea más solvente, asegura el Sr. Lochard, respaldando la encuesta: sin esta solución, el 37% de los usuarios habrían renunciado a su suscripción”o hubiera utilizado, para el 29%, “a una solución ilegal”.

En tiempos de inflación, el argumento del poder adquisitivo, un tiempo reservado a favor de la eco-responsabilidad o “made in France”, es un ingreso masivo en los planes de comunicación de empresas y marcas. Incluso es un nicho muy ocupado ahora por los neoemprendedores y sus soluciones digitales.

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Con su aplicación llamada Willy anti-residuos, Clément Méry muestra el color con la mayor claridad posible. “Hasta un 50% más barato”incluso proclama el banner colocado en el sitio en línea, que ofrece, a un precio reducido, “productos cotidianos” más bien orgánicos y de origen francés que, de lo contrario, habrían ido a parar a la basura por caducidad demasiado cercana, embalaje dañado o cambio de embalaje.

En el contexto actual, el argumento da en el blanco: “Doblamos nuestra facturación cada dos meses”, asegura el Sr. Méry. ¿La típica clientela de Willy anti-residuos? No las más modestas, sino familias sensibles a los productos orgánicos y al origen de los productos que consumen, pero obstaculizadas por “barrera de precios” en los canales de distribución habituales.

Pescando el código promocional correcto

Al no poder recuperar y vender productos a precios reducidos, otros empresarios confían en la magia del “código promocional”, que les permite obtener reducciones más o menos sustanciales al comprar en línea. Cualquier consumidor reconvertido al comercio electrónico conoce estos pequeños códigos con nombres evocadores, como CHRISTMAS22 −o VALEN23 cuando se avecina San Valentín−, pero también sabe lo volátiles que son, surgiendo y desapareciendo según las campañas de marketing digital.

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