“En Irán y Afganistán, un crimen contra la mitad de la humanidad”
jEl intento de envenenar en serie a jóvenes escolares iraníes (una treintena de niñas de primaria, secundaria y preparatoria por día desde noviembre de 2022) es una forma de “castigo” político que viola un doble tabú, el de la infancia y el de la escuela. Forma parte del programa de represión salvaje, del que también son emblema los ahorcamientos de jóvenes, que se alzó contra toda una población en rebelión tras tan valerosos gestos de jóvenes iraníes y mujeres que se quitaban el velo en público. La liberación de la mujer está en el corazón mismo del actual movimiento social iraní. Intento de castigar colectivamente a las jóvenes en lugares de su legítimo acceso al conocimiento demostrando la violencia del estigma religioso y político contra ellas.
En Irán y Afganistán, el aborrecimiento de la escuela de niñas es el signo del odio a la libertad de la mujer; este odio, en Afganistán, ha tomado la forma política extrema de la prohibición real que apunta a la desaparición de las mujeres de todos los campos sociales, en relación con el borrado de su diferencia sexual en el espacio público: que los hombres en las calles, con aquí y hay rectángulos de lona en forma de “terminal”.
El 2 de febrero, el académico afgano Ismail Mashal fue arrestado mientras distribuía libros en las calles de Kabul, luego de romper sus propios diplomas en diciembre de 2022 durante una transmisión de televisión en vivo, para protestar por la prohibición de escolarizar a las niñas después de la infancia. Debemos saludar este fuerte gesto de resistencia, pedir su liberación y soñar con un mundo en el que los hombres rechacen los diplomas calificados a los que las mujeres no pueden acceder.
Estigma infernal
La exclusión de las escuelas, colegios y universidades es el arma más perversa de esta eliminación del campo social de la mitad de la población. Consiste no sólo en privar a las jóvenes de todo futuro profesional, sino también, en el seno de la vida cotidiana, en impedir que la niña experimente el exterior, cuando todas las mañanas ve a su hermano salir para la escuela. También reforzará la brecha cultural de la desigualdad niño-niña: solo los hombres tendrán el monopolio del conocimiento que permite la comprensión científica y el dominio pragmático del mundo, las jóvenes se verán privadas de la apropiación de conocimientos aplicables, básicos y puntuales sobre la materia. de las cosas, el progreso del planeta, la historia del mundo… Serán excluidos de su propio tiempo y discapacidades para vivir en las noticias del mundo actual.
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