Informe del Banco Mundial
El miércoles, el Banco Mundial pronosticó que el PIB regional crecerá un 1,6% en 2024. Se espera un aumento del 2,7% y 2,6% para 2024 y 2025, respectivamente. Sin embargo, según la organización internacional, estas tasas son las más bajas en comparación con otras regiones del mundo y no son suficientes para promover la prosperidad. “Con la caída de las transferencias sociales y los salarios aún sin recuperarse de la pandemia, muchas familias están bajo presión”, dijo el Banco Mundial en un comunicado.
Según el informe, los niveles de crecimiento esperados para finales de 2024 son: Paraguay (3,8%), Uruguay (3,2%), Perú (2,7%), Chile (2%), Brasil (1,7%), Bolivia (1,4%). , Colombia (1,3%) y Ecuador (0,7%). En el caso de Argentina, inicialmente se esperaba un crecimiento del PIB del 2,7%, pero ahora se estima una contracción del 2,8%.
En una sesión informativa reciente, el Banco Mundial reconoció que, si bien América Latina y el Caribe (ALC) ha logrado avances significativos en la estabilización económica en las últimas décadas, el crecimiento se ha estancado, desacelerando el desarrollo, y se necesitan medidas urgentes para reactivarlo. “La experiencia: ¿el ingrediente equivocado para el crecimiento?” En el informe, el Banco Mundial destaca áreas clave de acción y destaca la importancia de apoyar políticas e instituciones relevantes para cualquier estrategia de crecimiento eficaz.
“El crecimiento persistentemente bajo no es sólo una estadística económica, sino también un obstáculo para el desarrollo. Esto da como resultado servicios públicos reducidos, menos oportunidades laborales, salarios bajos y mayor pobreza. Cuando la economía se estanca, las opciones de la gente son limitadas. “Debemos actuar con decisión para ayudar a América Latina y el Caribe a superar este ciclo” dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
Los factores que afectan las cifras de crecimiento incluyen los bajos niveles de ingresos y consumo interno, las altas tasas de interés, los elevados déficits presupuestarios, la caída de los precios de las materias primas y la incertidumbre sobre las perspectivas económicas de las principales potencias como Estados Unidos, China, Europa y otros países del G7. El desfavorable escenario global caracterizado por tensiones geopolíticas, perturbaciones en el Canal de Suez y el fenómeno de El Niño puede empeorar aún más las perspectivas.
La gestión de la inflación ha sido una cuestión clave en la región, lo que refleja décadas de sólidas reformas macroeconómicas. La inflación regional, excluyendo Argentina y Venezuela, es del 3,5%, en comparación con el 5,7% de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
En la mayor parte de la región, las expectativas de inflación se mantienen estables y se espera que los objetivos de los bancos centrales se cumplan en 2024. Para capitalizar este progreso y estimular las economías, ALC enfrenta importantes desafíos en materia de datos. Las reformas en infraestructura, educación y comercio son esenciales para mejorar la productividad y la integración global.
“A pesar del impacto reducido de la pandemia, la tasa de crecimiento de ALC refleja la de la década de 2010. Esto demuestra que la región no ha enfrentado obstáculos persistentes a su potencial, como bajos niveles de educación, infraestructura deficiente y altos costos de recuperación”. dijo William Maloney, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
“Una agenda de crecimiento debe abordar seriamente estos desafíos. De lo contrario, la región se estancará y no podrá evitar crisis ni aprovechar nuevas oportunidades como el reasentamiento o la economía baja en carbono. “Estas estrategias supondrán mejoras para los consumidores y las empresas” declaró con entusiasmo.
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