Joe Biden condena las ganancias excesivas, sin poder hacer mucho al respecto
Disco pulverizado. En 2022, la gran petrolera estadounidense ExxonMobil registró unos beneficios de 56.000 millones de dólares (52.600 millones de euros) gracias al repunte de los precios provocado por la guerra de Ucrania, una cantidad muy superior a los 45.000 millones de 2008. La venganza de la lejana heredera de los Rockefeller empire, que había sido expulsada del índice Dow Jones en 2020, con el pretexto de que su futuro había quedado atrás. Chevron, por su parte, obtuvo $35,500 millones en ganancias y la industria petrolera está jubilosa.
Esta situación fue fuertemente denunciada por el presidente demócrata Joe Biden. “Es posible que haya notado que ‘Big Oil’ acaba de reportar ganancias récord. [En 2022]ellos [ExxonMobil, Chevron, BP, Shell et TotalEnergies] ganó $ 200 mil millones en medio de una crisis energética global. Esto es escandaloso “lanzó durante su discurso sobre el Estado de la Unión el martes 7 de febrero.
“Invirtieron muy poco de esa ganancia para aumentar la producción nacional y mantener bajos los precios de la gasolina. En cambio, usaron esas ganancias récord para recomprar sus propias acciones, recompensando a sus directores ejecutivos y accionistas”.demandó al inquilino de la Casa Blanca, quien ofreció “cuadruplicar el impuesto a la redención de acciones de sociedades [actuellement de 1 %] para fomentar la inversión a largo plazo en su lugar. “Todavía están obteniendo una ganancia considerable. »
Esta propuesta, que no fue adoptada cuando los demócratas controlaban las dos cámaras del Congreso, tiene pocas posibilidades de éxito con una Cámara de Representantes ahora en manos de los republicanos. Sin embargo, plantea varios interrogantes en el caso específico del petróleo.
La guerra en Ucrania ha cambiado radicalmente la situación.
En primer lugar, la cotización bursátil de los petroleros cayó un 40 % entre 2014 y 2020, debido en particular a la sobreinversión que, según el canal de televisión CNBC, les ha hecho perder 280.000 millones de dólares desde el descubrimiento del petróleo de esquisto en 2008. Cuando estalló la crisis vinculada al Covid-19, la industria estaba arrasada y su estrategia, impuesta por Wall Street, muy sencilla: la había que recaudar las ganancias petroleras, distribuirlas a los accionistas a través de dividendos y recompras de acciones, para permitir que el mercado invirtiera en otros sectores. Esto es básicamente lo que también quieren los defensores del clima, que exigen una desinversión en combustibles fósiles.
Las compañías petroleras son reacias a invertir a muy largo plazo, por temor al regreso de regulaciones climáticas ultra restrictivas que arruinarían sus inversiones.
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