los sindicatos están indignados por la acusación de “mentira” de Olivier Dussopt
La movilización contra la reforma de las pensiones parece un largo combate de boxeo, cuyo número de asaltos se desconoce por el momento. El miércoles 8 de febrero, representantes de los ocho principales sindicatos se reunieron para fijar una nueva jornada nacional de acción, la quinta desde el inicio del conflicto. Tendrá lugar el jueves 16 de febrero, veinticuatro horas antes de que finalicen los debates del proyecto de ley en la Asamblea Nacional.
Según Dominique Corona, subsecretario general de la UNSA, se eligió esta fecha porque podría coincidir con el momento en que los diputados examinarán el artículo 7 del texto, relativo a la postergación de la edad legal de jubilación de 62 a 64 años, que cristaliza la ira. Hasta entonces, está prevista otra etapa, el sábado 11 de febrero, con manifestaciones por toda Francia. Las organizaciones de trabajadores luchan para que sea una exitosa demostración de fuerza, después de los mítines y desfiles del 7 de febrero, que congregaron a menos personas que durante los dos días anteriores de movilización (757.000 personas, frente a más de 1,1 millones según el Ministerio del Interior). ). El objetivo es seguir el ritmo y mantener un alto nivel de combatividad en un período que quizás no se presta para ello, debido a las vacaciones escolares que se extienden hasta el 5 de marzo.
En BFM-TV, Laurent Berger, secretario general de la CFDT, instó el miércoles a la población a bajar “macizamente” En la calle “con toda la familia”. Su homólogo de la CGT, Philippe Martínez, por su parte, indicó, en LCI, que era necesario “aumentar el tono” frente al ejecutivo. Hay “necesita decidir sobre las huelgas”añadió: “Eso es lo que hacen las refinerías, eso es lo que hacen los ferroviarios, otros también lo están pensando. » Hasta los centrales más reflexivos quieren dar la pelea. ¿Hasta bloquear la economía, al menos puntualmente? “Sí, es necesario”, respondió Cyril Chabanier, presidente de la CFTC, durante la manifestación en París. La confederación cristiana no descarta continuar la lucha más allá de la aprobación del texto por el Parlamento -si es que eso sucede-.
Un “desliz” del Ministro de Trabajo
En la cúpula del estado, algunos no parecían esperar tal pugnacidad de los llamados sindicatos “reformistas”, un epíteto de contenido incierto que designa a las organizaciones más dispuestas a comprometerse. “Están presionados desde una base, nos mintieron”un gerente en Mundo Olivier Dusopt. Según el Ministro de Trabajo, los líderes confederales le prometieron moderación en los llamados de protesta, habiendo tenido en cuenta el ejecutivo algunas de sus expectativas a través del aspecto social del proyecto (revalorización de las pequeñas pensiones, revisión del sistema de larga carrera , etc.).
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