para Clément Beaune, en las calles de París, una bienvenida de indiferente a helada

Era poco después de las 9:30 horas del viernes 27 de enero cuando Clément Beaune salió de la línea 5 del metro de París. En el frío húmedo y gris de las 11mi distrito de París, el ministro delegado encargado de los transportes acaba de detener los desvaríos de la hora punta. Pero otras demostraciones de mal humor esperaban al ex sherpa de Emmanuel Macron. Negrita, la que fue electa, en el hilo, diputada de la 7mi circunscripción de París, en junio de 2022, viene a sondear, con un puñado de activistas, a la gente común sobre el tema más electrizante del momento: la reforma de las pensiones.

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Tras la masiva movilización del jueves 19 de enero, se esperan nuevos paros y manifestaciones el martes 31 de enero. En los transportes, «Será fuerte», vaticina el ministro, que como buen soldado de «Macronie», va al frente a defender la acción del gobierno. En el mercado de Popincourt, aquí él está repartiendo valientemente un folleto con la» para equilibrar «la » Justicia « y el » progresar » de la ley, que prevé elevar la edad de jubilación a los 64 años en 2030.

« Demasiado pronto para hablar de eso”sonríe cortésmente un cuarentón atareado, mientras las cabezas canosas barren la invitación con una fórmula recibida como un relajamiento: “¡Ya jubilado! ¡Ya no me preocupa! » La recepción es indiferente en el mejor de los casos. En el peor de los casos, helada. ¿Hablar de pensiones? » Qué sigue ? »responde secamente una dama cuando el ministro se acerca a ella, antes de deslizar un » Quién es ? ». Otra pasa sin siquiera mirar hacia arriba, arrastrando su carro hacia un puesto de charcutería.

“Debe ser complicado para ti ahora mismo”

Una mujer elegante, con abrigo de piel sintética a la espalda, accede a tomar el papelito e incluso echarle un vistazo. » «Justicia”, ella lee. ¿Nos estamos engañando a nosotros mismos? » Clément Beaune cobra, argumenta los méritos de la reforma que, explica, debe salvar el sistema y permitirá que muchos jubilados actuales ganen más gracias a la revalorización de las pensiones mínimas a 1.200 euros. Nada funciona.

La señora de la piel sintética se queja de los servicios públicos que han desaparecido y del «49.3», ese artículo de la Constitución que permite aprobar un texto sin votación, y que el Gobierno utilizó diez veces a finales de 2022. “Debe ser complicado para ti ahora mismo”compatible con una elegante rubia jubilada.

» Nos conocemos ? »lanza con paso firme un transeúnte que rechaza el prospecto, antes de que un señor mayor, con la gorra de repartidor de periódicos enroscada en la cabeza, insinúe que no está en contra de esta reforma. “Todavía hay algo que me molesta”, admite, apretando el papel hacia él. Durante quince años fue artesano. Resultado : “Pensión de 150 euros. Me enferma un poco. Clément Beaune menciona con cautela la pensión mínima de 1.200 euros. “¿Tal vez tienes derecho a ello? »él pide.

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