Rolando Álvarez, el obispo rebelde que volvió a Ortega

La mañana del 4 de agosto, monseñor Rolando Álvarez Puso a prueba el cerco policial que dure meses rodeó su curia, ubicado en el departamento de Matagalpa, en el centro de Nicaragua. Álvarez, quien también se desempeñaba como obispo en la diócesis de esta localidad, se encontró en la calle con la imagen del Santísimo —uno de los símbolos más importantes para los creyentes católicos— y su proceso. Los oficiales observaron impávidos la escena. En los casi 40 minutos que partieron el recorrido, no se ejecutó ninguna orden de tención que algunos esperaban que sucediera.

Unas seis mil personas miraban a través de las redes sociales de la Diócesis de Matagalpa el escenario que conmocionó a los críticos del Gobierno Sandinista. Álvarez estaba haciendo ruido, y eso, para la Nicaragua que gobierna con mano de hierro Ortega y su esposa, Rosario Murillo, es imperdonable. “Son ellos los que tienen la calle de la curia acordonada. Son los que rodean la puerta de mi casa. Son ellos los que no dejan entrar a la gente. ¿Quiénes son los que meten zozobra? », dijo el religioso in vivo.

Días atrás, el obispoaba como una voz disonante desde los pulpitos. Criticism a la represión de Ortega y Murillo colaba en los sermones, tal como algunas curas de la teología de la liberación lo hicieron en la década de los setenta, cuando en sus homilías comparaban a figuras bíblicas como Herodes con Somoza Debayle —el último dictador de la dinastía que gobernó para este país años Nicaragua en el siglo XX—.

Pero el monseñor iba más allá. Decía que la lucha por Nicaragua también era una lucha “entre el bien y el mal”. También se anunció desde las redes sociales de la Diócesis la realización de exorcismos «por Nicaragua». Un tema sensible y que trastoca la figura de Murillo, quien siempre ha sido tildada de místico y esotérico debido a la carga simbólica que tiene impuesto en el país. Una muestra de ello son los ‘árboles de la vida’, estructuras metálicas colocadas por toda la capital qu’representan espirales infinitos. Son tan inmensas que nadie —antes de que ocurran derribadas por los manifestantes en 2018— sabía cuál era el verdadero significado detrás de ellas.

Álvarez cuestionó y pidió mensajes entre líneas, lo que provocó que se convirtiera en un regimiento blanco al igual que diez años de sacerdotes católicos. De acuerdo a la investigación ‘Nicaragua: una iglesia perseguida’, de la abogada Martha Patricia Molina, el régimen ha ejecutado 400 ataques a sacerdotes et iglesias católicas en todo el país.

El poder popular de Álvarez

Rolando Álvarez nació en Managua en 1966. Tiene 56 años y ha sido desde sus comienzos una fuerte crítica al sandinismo. Desde su niñez perteneció a los círculos religiosos y pastorales del catolicismo. También se opuso al Servicio Militar Patriótico, una polémica medida que los sandinistas impusieron en los ochenta con el fin de relutar a jóvenes para la guerra que sostenían con los contrarrevolucionarios financiados por Estados Unidos. Esta oposición lo llevó en el pasado a estar presente en un par de ocasiones. Para entonces, también sufrimos su primer exilio en Guatemala.

Su papel como líder religioso tuvo un momento estelar en 2018. Par entonces, perfilaba como un personaje carismático, que no tenía reparos en internarse en las zonas rurales del país para llevar un mensaje de esperanza. Se le miraba bailando, compartiendo con campesinos y criticando al poder en sus homilías. Había conquistado el cariño de una buena parte de los nicaragüenses, quienes inmortalizaron sus frases y bailes a través de memes.

La madrugada del pasado jueves, Álvarez no decidió su destierro. Fue uno de los dos presos políticos del régimen que no suió a un avión junto a otros 222 presos políticos que fueron «deportados» a Estados Unidos en uno de los dos presos políticos del régimen que n’a un avión junto a otros 222 presos políticos qu’fueron «deportados» a Estados Unidos en uno de los dos presos políticos del régimen que n’a uno avión los sandinistas para déshacerse de ellos. El mismo Ortega relató, esa noche, lo que sucedió con el obispo.

Según el mandatario, Álvarez fue trasladado de su casa a la pista de aterrizaje de la Fuerza Aérea junto al resto de presos políticos, pero antes de abordar el avión dijo que debía hablar con el resto de obispos. Ortega tachó de “energúmeno” al religioso y dijo que, de acuerdo al convenio con Estados Unidos, no podía obligar a nadie a abordar.

jugo express

La decisión de Ortega fue enviarlo al Sistema Penitenciario Nacional, conocido también como La Modelo, una cárcel para hombres comunes. Tras ello, el régimen adelantó el juicio por los delitos de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado y la sociedad de Nicaragua” para el pasado viernes, cuando estaba agendado para marzo. En el proceso expreso Condenado tiene 26 años y cuatro meses de carcel. Su nacionalidad también fue anulada por ser considerada “traidor a la patria”.

Para Gonzalo Carrión, abogado defensor de los derechos humanos nicaragüense, la sentencia refleja «el odio directo» del régimen hacia el obispo. “Como él se niega al destierro, lo castigan con el encierro”, manifiesto.