tiendas destrozadas, coches volcados, incendios… una noche incandescente tras un día de ira

Fuegos. Luces que brillan en la noche. Veinticuatro horas después de la intervención del presidente de la República supuesta para apaciguar la ira de los franceses, la disputa tomó el color de cientos de hogueras. En Burdeos, la puerta del ayuntamiento se eleva. Un auténtico brasero del que apenas emergen las espléndidas columnas del siglo XVIIImi del Palacio de Rohan. Mientras que el alcalde ecologista, Pierre Hurmic, «extremadamente sorprendido» se lamenta delante de este acto de vandalismo, los últimos empleados que se habían encerrado en las oficinas del ayuntamiento fueron evacuados. En Lorient, fue la estación de policía la que fue atacada y vio llamas lamiendo su fachada. Las ventanas del edificio vecino de la subprefectura fueron rotas al arrojar proyectiles y se encendieron fuegos contra el portón. En Montpellier, la calle que conduce a la estación parece iluminada por braseros salvajes.

En todo el país, en el corazón de las ciudades más movilizadas contra la reforma previsional, los manifestantes retiraron al final de la tarde sus pancartas fustigando atropelladamente la ampliación de la duración de las cotizaciones, el 49,3 con el que el gobierno aprobó su ley a través del parlamento – “Me radicalicé viendo LCP y Public Sénat”, dice un cartel – y más aún el Presidente de la República. Pero ahora que la multitud se está dispersando, arde.

En París, los cubos de basura que se acumulan desde hace casi tres semanas se utilizan como combustible para cientos de hogueras -140, incluida la policía- que los bomberos y en ocasiones los vecinos apagan con grandes chorros de agua. Los restauradores, aterrorizados por las chispas que vuelan y amenazan su establecimiento, injurian a los manifestantes. Rue Saint-Marc, una anciana es evacuada mientras los camiones de bomberos no pueden llegar a la entrada de un edificio incendiado. Las Galeries Lafayette han bajado el telón del Boulevard Haussmann, por donde han conseguido pasar los manifestantes. Escondida en la rue des Mathurins a tiro de piedra de la Place de l’Opéra, la policía está lista para intervenir y, mientras estallaba otro foco de fuego frente a la tienda Lancel, gendarmes móviles salen del metro y lanzan gases lacrimógenos para que los bomberos pueden intervenir.

Una calle de París tras el paso de la procesión durante la manifestación contra la reforma de las pensiones, 23 de marzo de 2023.

Humo negro

Alrededor de la Ópera, el humo negro sumerge a veces las calles en una oscuridad pegajosa e irrespirable. Pero sigue siendo el rojo del horno el que domina, en la margen derecha de la capital, dibujando el estético y perturbador cuadro de un motín profusamente fotografiado por las cámaras de los canales de noticias continuas y los miles de móviles de los manifestantes. turistas y espectadores. Con botas de cuero negro y un amplio escote, una joven rubia se ha apoyado en un plátano a pocos metros de las llamas y posa frente a un fotógrafo, como para un reportaje de moda surrealista en este escenario de fuego…

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