“Todavía estamos muy lejos de la economía de guerra”

IEl toque no suena en los pueblos de Europa, pero en Bruselas se empieza a hablar de la guerra y sus consecuencias económicas. Acordamos aumentar la producción de municiones y la fabricación de equipo militar. Después de sesenta años de construcción en torno al concepto de prosperidad económica que garantiza la paz, el conflicto en Ucrania empuja a los europeos a reconectarse con lo militar.

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Fue en junio de 2022 cuando el presidente Emmanuel Macron sacó de los armarios de la historia la idea de una economía de guerra. En otras palabras, la necesidad del Estado de movilizar recursos económicos al servicio del esfuerzo militar. Con las consecuencias que vivieron nuestros padres y abuelos: regreso a la autarquía, colapso del consumo privado, control estatal sobre la política monetaria y por supuesto industrial.

Por supuesto, todavía estamos muy lejos de eso. En una nota para la Fundación Jean-Jaurès, el economista Renaud Bellais, codirector del Observatorio de la Defensa, recuerda algunas proporciones útiles. Actualmente, Francia gasta el 2% de su producto interior bruto (PIB) para mantener y equipar a sus ejércitos. Esta es la cifra recomendada por la OTAN y por la que luchan sus socios como Alemania. A modo de comparación, cuando Estados Unidos entró en guerra en 1942, el gasto militar alcanzó el 37% del PIB y el 90% del del estado federal. La producción de barcos, aviones o municiones se ha multiplicado casi por veinte.

Arbitrajes

Nada que ver, por tanto. Pero la crisis actual es un recordatorio, según Renaud Bellais, de que desde hace veinte años en Europa, el formato y el gasto militar se han reducido a la mitad. Y la producción de municiones por cuatro. Este período, marcado por las quejas periódicas de los Jefes de Estado Mayor, está llegando a su fin. No solo para abastecer a Kiev, sino también para adaptarse a gran velocidad al nuevo acuerdo estratégico. El actual nivel de equipamiento y mano de obra del ejército francés no le permite resistir más de unas pocas semanas en un conflicto tan intenso como el que se desarrolla en Ucrania. Como dicen los militares, ante el aumento de las tensiones geopolíticas, nuestro sistema carece del grosor y la profundidad para ser creíble.

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Para los fabricantes de defensa franceses, el tercer exportador mundial detrás de Estados Unidos y Rusia, esta nueva situación promete una reactivación industrial espectacular que requiere una gran inversión y recursos humanos. Para el resto de la economía, esto presagia más bien complicados trade-offs en un momento en que las prioridades (medio ambiente, salud, educación, etc.) no faltan.