tras «la carrera del infierno», qué puede pasar con el GP de Fórmula 1 de Qatar

El Gran Premio de Fórmula 1 de Qatar, que ganó el domingo el neerlandés Max Verstappen, fue una tortura para los pilotos. La combinación de la alta temperatura (40° C, que llegaba a 50 o 60 dentro de los autos) y la excesiva humedad (75 por ciento) afectaron la integridad física de los corredores, que terminaron deshidratados, sin fuerzas ni siquiera para salir de sus coches, vomitando y hasta desmayados. Y ante la lluvia de críticas y reclamos, la Federación Internacional del Automóvil prometió tomar medidas para evitar que haya más carreras infernales en la categoría reina.

«La FIA observa con preocupación lo que ocurrió en el Gran Premio de Qatar. Aunque los pilotos sean atletas de élite, no se debe esperar que compitan en condiciones que puedan poner en peligro su salud o seguridad», comenzó el comunicado divulgado este lunes por el organismo.

Y continuó: «El funcionamiento seguro de los coches es, en todo momento, responsabilidad de los competidores; sin embargo, al igual que con otros asuntos relacionados con la seguridad, como la infraestructura del circuito y los requisitos de seguridad de los coches, la FIA tomará todas las medidas razonables para establecer y comunicar parámetros aceptables en los que se realizan competiciones».

Con ese objetivo, la FIA realizará una investigación exhaustiva sobre las circunstancias que rodearon a la cita de Qatar, que le permitirá establecer una serie de recomendaciones para futuras carreras en condiciones meteorológicas extremas.

¿Corre riesgo la carrera del próximo año en el trazado de Lusail? Según el mismo comunicado, no. Porque el Gran Premio qatarí de 2024 está programado para más adelante en la temporada. Será la 23ª fecha del calendario y se disputará el 1° de diciembre, cuando «se espera que las temperaturas sean más bajas».

Aunque la FIA, igual, afirmó que estudiará lo que ocurrió el domingo para «tomar medidas materiales ahora y evitar que se repita este escenario».

Norris, Verstappen y un exhausto Piastri, recostado en el suelo, esperan la ceremonia de premiación.

«En la próxima reunión de la comisión médica en París se debatirán una serie de medidas. Pueden incluir orientación para los competidores, la investigación de modificaciones para un flujo de aire más eficiente en el habitáculo y recomendaciones para cambios en el calendario para alinearse con las condiciones climáticas aceptables, entre otros», explicó la federación.

Y agregó que investigará y examinará competencias de otros deportes que también se celebran en climas desérticos, como las pruebas de cross-country en climas extremos, «en busca de posibles aplicaciones a las pruebas de circuito».

El domingo, las imágenes post carrera de los pilotos y los testimonios de varios de ellos fueron impactantes.

La postal más dura fue la que dejó el estadounidense Logan Sargeant, que abandonó en la vuelta 40. El joven piloto de Williams apenas tuvo fuerzas para llevar su auto hasta boxes y tuvo que recibir ayuda para bajarse del coche. Unas horas más tarde, la escudería informó que durante la carrera había sufrido «una deshidratación intensa».

Su compañero Alexander Albon tampoco pudo salir de su coche por sus propios medios y recibió tratamiento por exposición aguda al calor y el el francés Esteban Ocon, de Alpine, confesó que «estuvo vomitando en su casco durante dos vueltas más o menos».

El canadiense Lance Stroll, que apenas tuvo fuerza para salir del habitáculo de su Aston Martin y fue directo a pedir asistencia en una ambulancia, contó que «en las últimas 20 o 30 vueltas todo se volvía borroso» y que «en las curvas de alta velocidad la presión sanguínea caía de golpe y sentía que me desmayaba». Y aseguró que fue esa la razón por la que se salió de los límites del trazado varias veces, lo que le valió algunas penalizaciones.

El español Fernando Alonso, un veterano de la categoría, llegó a pedirle a su equipo que cuando parara en boxes le tiraran «agua o algo» dentro de su Aston Martin porque el asiento «quemaba». No pudieron hacerlo porque es algo que no está permitido.

«Me levanté la visera para tratar que entrara aire, pero parecía que tenías un secador caliente en la cara», afirmó George Russell, a quien se lo vio en algunas rectas soltar el volante para dejar respirar un poco a sus manos.

«Nunca había experimentado una carrera como esta, ni siquiera entrenando. Pensaba que me iba a desmayar. Quería bajarme del coche desde la vuelta 20. Ha sido una locura. Algo más de calor y me hubiera tenido que retirar», continuó el británico de Mercedes, presidente de la Asociación de Pilotos de los Grandes Premios.

«Estábamos a 50 o 60º C dentro del coche y eso es no es normal para un cuerpo humano y menos con el nivel de concentración que necesitas a las velocidades a las que vamos. Llegamos a los límites del cuerpo humano en esta carrera», reflexionó Lando Norris, que con su McLaren terminó tercero, detrás de Verstappen y su compañero Oscar Piastri.