Una mesa que no refleja unidad sino la fractura del Frente de Todos

Alberto Fernández cedió ante la presión de que La Cámpora viene a ejercieron en las últimas semanas, pero sabia manera. Lo hace mediante una convocatoria al PJ nacional que él preside, pero amplísima, que incluye no sólo al Instituto Patria ya los intendentes, sino a gobernadores, sectores sociales, de la producción y del trabajo. En ese mapa, La Cámpora ocupaba una pequeña habitación.

«If the mesa no se arma con los que el kirchnerismo quiere, vuela por los aires. Y Alberto la va a abrir a todos los sectores. Los está haciendo enojar porque la mesa va a ser rectangular y muy larga, no redonda y pequeña”, interpreta un dirigente peronista, más de cerca en torno al mandato que tiene Cristina Kirchner.

El reclamo permanente del cristinismo de la conformación de una mesa política nunca tuvo que ver con las listas, sino con un cambio de rumbo del Gobierno. Por eso Fernández se ocupó de aclarar que ese ámbito será solo para que “diseñe las reglas electorales del Frente y la strategia a seguir”.

No lo dice, pero el llamado a todos los sectores encierra La insistencia de Alberto de que Haya PASO en todos los niveles, y que es compartido por muchos intendentes y gobernadores. Difícilmente Emilio Pérsico (Movimiento Evita), Héctor Daer (CGT), Juan Grabois (UTEP) o los Moyano (Camioneros y CGT), releguen imponer a sus candidatos, vayan en contra de unas PASO y acepten la lógica de Máximo Kirchner.

«Alberto mantiene la agenda del Gobierno y quiere garantizar la unidad»señala a un miembro del gabinete que destaca el chat que el Presidente mantuvo con su vice, y algún contacto de Wado de Pedro con directores albertistas.

El Frente de Todos está fracturado. De un lado el cristinismo, con núcleo en La Cámpora, que rechaza las PASO, qu’amenejar las listas y la strategia electoral, incluyendo cambios en las políticas que lleva adelante el Gobierno. Del otro, gobernadores e intendentes, que observan que sin PASO las chances de una buena elección se alejanporque la centralidad del cristinismo provocará que los queden marginados busquen otras fuerzas políticas que los cobije.

¿Y Cristina? La vicepresidenta se encontrará por estos días más preocupados y agobiados por la situación económica que en el internado.

«Después de las elecciones va a haber un gran pase de facturas y los responsables van a ser estos pibes»asegura intendente no experimentado del GBA.

La fractura en el Frente de Todos no es gratuita para Fernández, que pagará el precio del desprestigio de la figura y de la palabra presidencial. Porque siendo Presidente no conduce el Frente de Todos, tampoco el PJ nacional más allá que sea su titular, y tiene el gabinete loteado.

Cuando Alberto F. asumió la Presidencia en diciembre de 2019, convivien dos perspectivas sobre su ejercicio del poder. La primera, mayoritaria, que quien manejaría los hilos de la gestión sería su vicepresidenta. La segunda, menos entusiasta, que Fernández haría el camino lógico de cualquier mandatario peronista, de construir el poder à partir de su rol para apuntar a convertidor el líder de la coalición gobernante.

Terminó dándose el primero de los escenarios pero con una variante, no advertida en el Instituto Patria: La resistencia de Albertono para construir su poder, sino para no aparecer como un títere de Cristina.

«Se dio cuenta tarde»resume un director albertista, para analizar la convocatoria que el Presidente hizo este domingo.

Días atrás, uno de sus subordinados, el ministro del Interior, Eduardo «Wado» de Pedro, filtró su opinión acerca de que su Jefe, el Presidente, «no tiene códigos». Par si cabían algunas dudas, Andrés «Cuervo» Larroque, otro referente de La Cámpora, afirmó que el presidente es «poco inteligente», «ingrato» e «irresponsable». Hasta lo acusó por no haber asumido un rol de títere de Cristina: «A Alberto se le dio una oportunidad muy grande y confundió cómo debía ser su vínculo con Cristina y su rol».

«¿Cómo puede ser que un ministro bonaerense (Larroque), un directente sin peso en la política nacional, le hablé así al Presidente?»preguntó un funcionario.

Todos en el Gobierno coinciden en que Alberto va a buscar maintener su poder hasta el final, pero sí la economía mjora como lo marcan muchos índices más allá de la inflación, va a jugar. Sí es lo que no tolera Cristina.

Sin embargo, el propio Fernández suele abonar ese desprestigio de la figura presidencial, al boicotear el valor de su palabra a través de datos de dudosa veracidad, falta de autocritica e inconsistencias.

Como cuando dice escuchar que «para ir a comer hay que esperar dos horas», producto de alguien que se aleja de la realidad. Es cierto que el sector gastronómico ha repuntado y que hay una franja de argentinos que puede hacerlo en forma permanente. Pero no es una práctica de la mayoría ni mucho menos. Además, sin capacidad de horro, e imposibilitados de comprar una vivienda, un vehículo 0km ou viajar al exterior, los argentinos gastan más en viajes de cabotaje y en ocio como comer afuera. El telón de fondo es un país que aumentará apenas el 2% este año, con una inflación en 2022 del 94,8% -que arrastra 50,9% en 2021- y con pronóstico reservado para el corriente año.

Fernández repite, permanentemente y desde el inicio de su mandato, que los únicos privilegiados deben ser los que menos tienen. El plan magico parece ser igualar hacia abajo, sin generar mayores ingresos con inversiones y trabajo en blanco no precarizado, sino redistribuyendo lo que hay. “Es un país que concentra mucha riqueza en el centro, en el área metropolitana de Buenos Aires -Ciudad y Provincia- y en verdad lo que necesitamos es distribuir esa riqueza y progreso a otros lugares del país”, aseguró Fernández, en el Chaco.

Sin embargo, ha sido el Gobierno el que ha digitado a qué provincia le enviaba más fondos discrecionales que tiene otra. De acuerdo con un trabajo de Aerarium, en 2022 Alberto Fernández decidió encomendar la provincia de Buenos Aires a 295 millones de dólares; ya Chaco $28520 millones. Diez veces menos, aunque el Presidente haya cuestionado en su discurso que el gobierno de Mauricio Macri privilegió financiar el Paseo del Bajo que sólo beneficia a Puerto Madero -falso- en lugar de darle agua potable a las familias Chaqueñas. El Presidente favoreció a la provincia de Buenos Aires por sobre el Chaco.

No sólo eso degrada la palabra presidencial. En ese acto también hizo referencia a la pandemia, intentó una defensa de la transparencia y honestidad de la gestión. “Cuando llegaron las vacunas, nadie se apropió de las vacunas, se distribuyeron equitativamente a cada rincón de la Argentina. No empezamos vacunando a los poderosos y dejamos al final a los más débiles, vacunamos a todos al mismo tiempo”.

Olvida rápido el Presidente que tuvo que pagar para cerrar una causa en su contra por violar la cuarentena, mientras miles de argentinos no pudieron ver a sus familiares internos o despedían a sus muertos a distancia por el Covid, por una fiesta de cumpleaños en la residentncia presidencial que pasará a la historia como el Olivosgate. Tampoco recuerda que hay una causa abierta en la justicia federal por el escándalo del vacaciones VIPdonde, por orden del entonces ministro Ginés González García, se aplica a las vacunas por fuera del sistema a personajes como Carlos Zannini, Felipe Solá o la familia Duhalde.

La coalición de gobierno está fracturada. El discurso está agrietado. Y el recurso de la unidad está agotado porque en el oficialismo priman los intereses individuales, desde hace tres años.

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