¡Reconquista!, el partido de Eric Zemmour, ajusta sus cuentas en las librerías

Sin ganarse a los votantes, la candidatura presidencial de Eric Zemmour (¡Reconquête!) está haciendo funcionar el sector editorial: tres libros lanzados simultáneamente cuentan el backstage de una candidatura que incendió la campaña antes de convertirse en un relámpago (7.07 % de los votos, luego 4,2% en las elecciones legislativas). A falta de revelaciones sensacionalistas, surge de su lectura de la negativa de Eric Zemmour a romper con su estrategia de transgresión y su incapacidad para captar el estado de ánimo del país, o al menos para responder a él. Una incapacidad, en el fondo, para perforar la burbuja embriagadora de una campaña que despertó el entusiasmo mediático y de un gran número de activistas radicales, pero que acabó sin aliento tras la invasión de Ucrania.

Tomados de punta a punta, los testimonios de dos incursiones bélicas de la campaña de Eric Zemmour, los «chalecos amarillos» Jacline Mouraud y el diputado europeo Jérôme Rivière, retratan a un hombre aislado, recluido en el París burgués pero convencido de ser el único capaz de salvar Francia del naufragio. Gran parte de los reproches van dirigidos a Sarah Knafo, compañera y primera asesora del candidato, acusada de haber «tomó el poder» sobre él. La joven es la obsesión, casi enfermiza, del exlíder de los ‘chalecos amarillos’ (¿Jacline quién?Libros, 216 páginas, 19 euros), que la compara sucesivamente con Gepetto (titiritero de Pinocho), Madame de Montespan (favorita de Luis XIV) y Claire Underwood (heroína de la serie política Castillo de cartasjunto a su marido, Frank).

Errores estratégicos

Al igual que Jérôme Rivière, le atribuyó el aislamiento de Eric Zemmour, que se había vuelto hermético a los consejos de los seguidores que había codiciado. «La inteligencia cultural de Eric Zemmour se hizo añicos por su ignorancia de las realidades populares»corta a Jacline Mouraud, revelando esta protuberancia enojada del polemista de extrema derecha, sostenida frente a todos sus seguidores: “¡La Francia popular es analfabeta! » Autor del prefacio, el ensayista Michel Onfray, seducido durante un tiempo por la candidatura zemmouriana, entrega un mordaz diagnóstico de la aventura: “Nunca se hacen grandes cosas sin la gente, ciertamente no contra ella o a pesar de ella. »

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Más interesante, por lo que contiene en matices y análisis de las distintas encarnaciones de la extrema derecha, la historia de Jérôme Rivière (¿Zemur? Ben ver !, ed. du Rocher, 200 páginas, 16,90 euros) elogia a Marine Le Pen, abandonada en plena campaña presidencial, y la observación de las carencias de Eric Zemmour. “Este profundo desprecio, este mortuorio sentido contra Marine será uno de los principales combustibles de su futura travesía del Rubicóncree el eurodiputado, elegido bajo los colores de la Agrupación Nacional. Esta certeza debe cegarlo a la hora de enfrentarse a él… Porque si Marine no tiene, precisamente, la cultura de Eric, es en cambio un animal político excepcional. Ese Zemmour, no logrará convertirse. » El exdiputado de la UMP cree que el desinterés del candidato por la masa humana ha multiplicado las tensiones internas y los errores estratégicos: según él, Eric Zemmour ha buscado transgredir todo lo posible, siguiendo el modelo trumpista, sin medir lo que le parece eso a su humanidad.

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